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viernes, 27 de febrero de 2015

EL ADIOS DE JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ, EXALCALDE DE ARTENARA.-




Por: Jesús Padilla




EL ADIOS DE JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ, EXALCALDE DE ARTENARA

El fallecimiento de José Antonio Rodríguez a sus 59 años marca un antes  y marcará un después en el municipio de Artenara.
Maestro, viticultor, político, empresario emprendedor del trogoturismo, al que dedicaba alma corazón y vida, un hombre, José Antonio Rodríguez, lleno de vitalidad, de ganas de hacer, inagotable, a pesar de su enfermedad, que llevó con la dignidad que le caracterizaba.
Guardo en mi retina ese hotel  rural, esa casa rural que me enseñastes al detalle. Aún reservo en casa las botellas de vino que generosamente, como solías ser, me regalastes en una de esas Bajadas del Vino de La Vega de San Mateo. Se te veía feliz, contento por lo que hacías, siempre con la visión puesta no solo en tus negocios sino en tu municipio de Artenara que llevabas en el corazón y que paseastes por todos los rincones de la geografía peninsular y el extranjero. Labor esta encomiable e impagable.
Ligar Artenara a otra cosa que no sea su trogoturismo, ese "sentir el silencio dentro de las entrañas de la tierra" como así definías el placer de alojarse en una de tus casa-cuevas, y disfrutar de sus espectaculares paisajes y vida no solo rural sino natural, es no conocer Artenara.
Los que venían al municipio más alto de Gran Canaria venían, y reitero nuevamente, a disfrutar de sus paisajes, sus casas-cuevas, sus vinos y el sosiego y la paz que les prometía José Antonio a esos clientes que, llegados de todos los rincones de la geografía nacional e internacional,  han tomado como norma pasar sus vacaciones en ese edén de paz, tranquilidad y belleza que se llama Artenara.
Cuanto hiciste amigo mío por toda tu gente, por tu tierra. Cuanto te echaremos de menos aquellos que sabíamos y conocíamos tus andanzas llenas de fortaleza. Uno de mis hermanos, el que me transmitió la noticia de tu fallecimiento, y también de tu enfermedad, quizás de los amigos que tenías, el más apegado, no tenía palabras para expresar el dolor que le embargaba y es que ya no solo había perdido al amigo sino a quién entre algodones y mimos llevaba muy adentro el sentir de su pueblo. Decir José Antonio Rodríguez era decir Artenara.
Su vida política, afiliado y dedicada al Partido Socialista le hicieron ganarse, con su trabajo íntegro y honrado, el aprecio y la admiración de muchos de sus paisanos, incluso de aquellos que en bandos políticos opuestos reconocieron en José Antonio la figura del emprendedor, del hombre que su supo darle a Artenara ese toque especial, esa pincelada que solo los buenos artistas dan a sus cuadros.
El Mimo, el Caidero, Las Margaritas fueron tus sueños, y también el futuro del turismo en la cumbre, en lo más alto de Gran Canaria, donde las majestuosas montañas, profundos barrancos, y frondosos pinares con serpenteantes caminos hacen que el visitante se sienta adormecido por tantas bellezas naturales. Que bien describías al turista las excelencias de tu tierra y de tu gente, de esos artenarenses  que como bien decías realizan sacrificadas tareas agrícolas  y ganaderas y a los que no les falta jamás la amabilidad para atender a todos los que de afuera vienen a disfrutar de lo que el municipio les ofrece. Sus puestas de sol, su cielo estrellado, sus noches de verano, sus fríos inviernos y es que no te equivocabas cuando a boca llena me repetías ¡¡ el que prueba repite!!. Los libros de visitas de tus casas-cuevas son  precisamente la prueba fehaciente de que ¡¡quien prueba repite!! y vuelve a Artenara.
Ha fallecido, el emprendedor el hombre que supo darle vida al turismo rural, a las bellezas del municipio cumbrero más alto, Artenara.
Descansa en paz amigo mío y que allí donde estés puedas ver esas cumbres que tanto amaste y que llevo recorriendo desde que era un niño, sendereando por intrincados caminos, ahora recuperados y que antes no visitaban nada más que los muleros, como Antoñito Suárez, ya fallecido, con el que tuve el placer de compartir tertulia y adquirir conocimientos, y los cuervos, además de  "locos" como yo que nos tirábamos a la aventura. Dale un abrazo muy grande cuando le veas ahí arriba.
Te doy mi último abrazo siempre te tendré en mi corazón porque las personas buenas se van pero jamás se olvidan. Descansa en paz.
VEGUEROS S.M.